jueves, 2 de mayo de 2013

Algunas notas históricas sobre el estudio de las plantas cultivadas en España.

    Desde el punto de vista histórico, las contribuciones españolas al estudio de la flora ornamental no han sido tan destacables como las de otros países europeos, aunque encontramos numerosas referencias dispersas en obras botánicas u hortícolas desde la época medieval, referidas en general a especies cultivadas o introducidas en nuestro país. Colmeiro (1858), en la obra La Botánica y los Botánicos de la Península Hispano-Lusitana, cita una serie de obras de autores musulmanes españoles, traducidas por autores posteriores, de interés botánico o agronómico, como el Liber de medicina Averoris, qui dicitur Colliget, editado en Venecia, por Lorenzo de Valencia, en 1482, que trata de los alimentos y medicinas, donde se hace mención de muchas plantas, o el Libro de Agricultura, su autor el doctor Abu Zacharia Iahia Aben Mohamed Ben Ahmed Ebu el Awam, sevillano, traducido al castellano y anotado, por José Antonio Banqueri, en dos tomos, con la traducción castellana y el texto árabe, el Liber ano hic incipit. In hoc libro est rememoratio anni, et horarum ejus, et reditionum änoë in horis usi, et temporis plantationum et modorum agriculturarum et rectificationum corporum et repositionum fructuum, editado en París en 1838. En el siglo XVI, La obra más importante pertenece a Gabriel Alonso de Herrera, eclesiástico y agrónomo de Talavera de la Reina, que publicó en 1513 la Obra de Agricultura en Alcalá de Henares, bajo la protección del Cardenal Ximenez de Cisneros, de quien fue capellán. En esta obra el autor nos describe los métodos de cultivo y reproducción, así como datos etnobotánicos e históricos sobre el cultivo de numerosas especies cultivadas actualmente en España. Desde un punto de vista histórico es importante la obra denominada El Códice de Jaume Honorat Pomar (c. 1550-1606) Plantas y animales del viejo mundo y de América, donde observamos numerosos grabados de plantas exóticas tanto del Nuevo como del Viejo Mundo.
    En el siglo XVIII son numerosas las aportaciones de distintos autores españoles al conocimiento de las plantas que en su época se denominaban exóticas, muchas de las cuales, forman parte de la flora ornamental española, como nos indica Colmeiro (1858), por ejemplo Gaspar Suarez, abad español-americano, natural de Tucumán, que con Felipe Luis Gilii, publicó en Roma en los años 1789, 1790 y 1792 unas Osservazioni fitologiche sopra alcune piante esotiche. Casimiro Gómez Ortega, que en 1772 publica la obra Indice de las plantas que se han sembrado en el Real Jardin botánico en este año de 1772, arreglado á las denominaciones de los mas acreditados botánicos, y en 1779 una Instruccion sobre el modo mas seguro y económico de transportar plantas vivas, editadas ambas en Madrid, que según Colmeiro (1858) contiene algunas noticias sobre las plantas exóticas, que se habían connaturalizado en España desde épocas más o menos lejanas. Luis Blet, en 1781, es autor del Catálogo de las plantas que contiene en el año de 1781, el Real Jardin botánico con destino á las Reales boticas de los hospitales militares del ejército del campo de San Roque, establecido en esta de Algeciras, mientras Jaime Menós de Llena, en 1791, es autor del Catálogo de las plantas enviadas al Jardin botánico de la ciudad de San Carlos, editado en Barcelona y Casimiro Gómez Ortega, en 1796, del Elenchus plantarum Horti Regii Madritensis, editado en Madrid.
    Curiosa resulta la obra de Francisco Javier Balmis, médico valenciano que hizo cuatro viajes a América septentrional, y trajo a España, en el año 1792 gran cantidad de raíces de Agave y Begonia, que procuró introducir como eficaces medicamentos antisifilíticos. Después de varios ensayos hechos en Madrid, publicó en el año 1794, la obra titulada Demostracion de las eficaces virtudes nuevamente descubiertas en las raíces de dos plantas de Nueva-España, especies de Agave y Begonia.
    En el siglo XIX destaca Claudio Boutelou, nacido en Aranjuez en el año 1774 y fallecido en 1842, que ocupó la plaza de jardinero mayor del Jardín Botánico de Madrid desde 1799 a 1814, y además fue nombrado subdirector y segundo profesor de botánica del mismo establecimiento en 1804 a la muerte de Cavanilles, también en 1807 se encarga de la enseñanza de Agricultura y Botánica Agrícola, fue nombrado interinamente director y primer catedrático de Botánica al verificarse la invasión francesa; al volver el gobierno nacional fue separado de sus cargos. Este autor que evitó la destrucción del Jardín Botánico de Madrid a manos de los franceses que querían destinarlo a fortificaciones, en 1816 pasa a ocupar una cátedra de agricultura establecida en el consulado de Alicante, en 1832 obtiene la dirección del jardín de aclimatación proyectado en Sevilla, con la cátedra de agricultura aneja. Se deben a este autor importantes obras, casi todas dedicadas a la agricultura y horticultura. Él y su hermano Esteban publican en 1804 la obra Tratado de las flores en que se explica el método de cultivar las que sirven de adorno de los jardines, con numerosos datos sobre plantas bulbosas, y herbáceas en general, además, proporcionaron al Semanario de Agricultura, muchos artículos propios de cada uno o redactados de común acuerdo, entre estos se encuentran las Observaciones sobre las plantas y yerbas de que se componen los prados naturales y artificiales de Inglaterrra, con sus nombres botánicos según Linneo, los castellanos, ingleses y franceses, así como en 1801 dieron a conocer la obra Arboles exóticos que prevalecen en Aranjuez y los que son indígenas del sítio, así como dos obras, el Tratado de la Huerta y el Tratado de las flores, escritas por ambos hermanos y reproducidas por Claudio Boutelou en los años 1813 y 1827. Éste autor escribe en 1802 De una especie nueva de Jacinto, y en 1817 publica la obra Parte teórica de unos elementos de Agricultura y un Tratado del ingerto, impresos en Madrid. Otro autor, Luís Née, frances naturalizado en España, uno de los botánicos que acompañaron al navegante Malaspina en su viaje alrededor del mundo, publicó una Descripcion de varias especies de Encina y los artículos Del Abacá, que es la Musa textilis, y De la Pistia Stratioites y del Buyo, que se insertaron en los Anales de Ciencias Naturales de Madrid en los años 1801, 1802 y 1803.
     Mariano Lagasca, natural de Encinacorva, nacido el año 1776, en el antiguo Reino de Aragón, llega en 1824 a Londres, en 1827 publica en The Gardener´s Magazine un Sketches of the botanical, horticultural and rural circunstances of Spain, y durante su permanencia en Londres empleó mucho tiempo en examinar los jardines y los museos, tanto públicos como privados. Balbino Cortés y Morales, publica en Madrid, en 1857, un Manual para el cultivo del Formio tenax ó lino de Nueva Zelanda y en 1885, la Novísima guía del hortelano, jardinero y arbolista, obra extensa donde se incluyen gran cantidad de especies cultivadas como ornamentales en el siglo XIX, con indicaciones sobra las variedades de cultivo.
     Ramón La Sagra, escritor nacido en La Coruña en el año 1798, que fue a la isla de Cuba en 1823, encargado de la dirección del Jardín Botánico de la Habana, publicó entre otras obras un Informe sobre el estado actual del Jardin y de la cátedra de botánica de la Habana en 1825, la primera de las Memorias para servir de introducción á la Horticultura cubana, que publicó en Nueva York en el año 1831. Destaca José Pizcueta, médico valenciano, que profesaba la botánica desde el año 1829, director del Jardín Botánico de Valencia, que escribió y se ocupó de examinar con detalle las muchas plantas exóticas e indígenas reunidas en este jardín, como lo prueba la Enumeratio plantarum Horti Botanici Valentini anno 1836, impreso en Valencia, y notable tanto por el número como por la importancia de las especies.
     En esta época destacaríamos, por su especial importancia la obra de Antonio José Cavanilles, publicada en 1795, Observaciones sobre la Historia Natural, Geografia, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia, publicada en Madrid, y en 1803, Descripción de las plantas que D. Antonio Josef Cavanilles demostró en las lecciones públicas del año 1802, donde el autor aporta numerosos datos de plantas cultivadas, y en 1803, Elenchus plantarum Horti Regii Matritensis, editado en Madrid, Miguel Colmeiro, es autor en 1844 del Catalogus Plantarum in Horto Botanico Barcinonensi, editado en Barcelona, y Pascual Asensio, en 1853, del Catálogo de las semillas recogidas en el Jardin botánico de Madrid, editado en Madrid.
    Pablo Boutelou y Soldevilla, nacido en Alicante en el año 1817, fallecido en 1846, siendo catedrático de Botánica en la Universidad de Sevilla, sustituyo a su padre en el jardín de aclimatación de Sevilla en los años 1840-1842, era médico y dirigió una publicación periódica titulada Museo Industrial Sevillano, que empezó editar en el año 1844, insertando algunos artículos sobre agricultura y jardinería, pero siendo de mayor importancia la Memoria acerca de la aclimatacion de plantas exóticas, que publicó en Sevilla en 1842. Eduardo Carreño, natural de Avilés, se dedicó al estudio de la botánica bajo la dirección de Mariano Lagasca, realizó herborizaciones en los alrededores de Madrid que dieron como resultado un copioso herbario, en que reunía, además de las plantas espontáneas, la mayor parte de las cultivadas en el jardín Botánico, como nos indica Colmeiro (1858). José Alonso y Quintanilla, médico y catedrático de Botanica en Madrid desde 1846, profesor en el jardín Botánico desde 1832, antes catedrático de Agricultura en Cáceres y Toledo, contribuyó a la formación de un Catálogo de plantas del Jardín Botánico de Madrid, publicado en 1849, al igual que en el Catálogo adicional de 1850. Curiosa pero importante es la obra de Colmeiro (1874) Plantas crasas de España y Portugal. Separata de Anales de la Sociedad Española de Historia Natural, donde cita varias especies del género Opuntia naturalizadas en aquella época en España.
     Vicente Cutanda, abogado y catedrático de Organigrafía y Fisología vegetal en el Jardin Botánico de Madrid desde 1846 a 1857, autor de la obra Manual de Botanica descriptiva, publicado en Madrid en 1848, obra cuya finalidad era facilitar a los principiantes el conocimiento de muchas plantas cultivadas en los jardines de la Corte, y de algunas de las espontáneas en las inmediaciones, esta obra cuenta con numerosas referencias de especies cultivadas, una obra fundamental en el estudio de la flora ornamental española del siglo XIX, donde encontramos las bases de la flora ornamental española actual, también contribuyó a la formación del Catálogo de las plantas del Jardín Botánico de Madrid en el año 1849, y del Catálogo adicional correspondiente a 1850, siendo sus colaboradores Alonso y Quintanilla, como profesor de Botánica y Pascual Asensio, como jardinero mayor. Este último autorizó por si solo el Catálogo de las Semillas recogidas en el el Jardin botánico de Madrid en el año 1853, y unido a Cutanda, suscribió los Delechus seminum, impresos en 1855 y 1856. Mariano del Amo, catedrático de Farmacia en Granada, y antes agregado a la misma facultad en Madrid, donde nació, se dio a conocer como botánico en 1848, cuando su nombre aparece unido al de Cutanda en el Manual de Botánica Descriptiva publicado por ambos en Madrid. Antonio Cipriano Costa, médico y catedrático de botánica de la Universidad de Barcelona desde 1847, se dedicó al estudio de las plantas espontáneas y cultivadas en Cataluña, como lo demuestran algunos artículos suyos, insertos en la Revista de Agricultura publicada en Barcelona uno de ellos, en 1856 relativo al arbolado de Barcelona, y otro divulgado en 1857, que se titula Noticias botánico-agrícolas sobre los pinos de Cataluña. Celedonio Rojo, en 1840 publica en Madrid una obra sobre el cultivo del olivo, donde nos cuenta las distintas variedades que se cultivaban en la época, entre otras cosas. Antonio Sandalio Arias, catedrático de Agricultura y jardinero Mayor del Real Jardín Botánico, en 1856, en la obra Novísima Agricultura Practica ó sea manual del labrador, hortelano, jardinero y arbolista, editada en Madrid, nos proporciona numerosas indicaciones sobre plantas cultivadas.
     Por otro lado encontramos numerosas referencias a plantas cultivadas como ornamentales en obras estrictamente botánicas, centradas en el estudio de la flora autóctona española o de caracter medicinal, como por ejemplo la de Teixidor, en 1871, Flora Farmacéutica de España y Portugal, editada en Madrid, donde aparecen numerosas especies empleadas desde el punto de vista medicinal, y también algunas indicaciones sobre plantas cultivadas, Amo, en 1871-73, en su obra Flora fanerogámica de la Península Ibérica ó descripción de las plantas cotyledóneas que crecen en España y Portugal, editada en Granada, Barceló, en 1867, Apuntes para una Flora de Las Islas Baleares, obra centrada en el estudio de la flora balear, editada en Madrid, Miguel Colmeiro (1846) Catalogo Metódico de plantas observadas en Cataluña, editado en Madrid, la obra de Costa (1877), médico y catedrático de botánica en la Universidad de Barcelona desde 1847, Introducción á la Flora de Cataluña, editado en Barcelona, Lagasca (1811), autor nacido en la villa de Encinacorva, en el antiguo reino de Aragón, que publica la obra Amenidades naturales de las Españas, donde muestra una lista de especies cultivadas en España, editado en Orihuela. Destacan los resultados de la Comisión de la Flora Forestal Española, obra de Laguna, en 1870, autor también de la obra Comisión de la Flora Forestal Española. Resumen de los trabajos verificados por la misma los años de 1867 y 1868 editado en Madrid, la obra de Gabriel de la Puerta, publicada en 1876, Tratado Práctico de Determinación de las Plantas, en Madrid, la de Sadaba & Angulo, en 1885, Fitografía y florula farmacéutica hispánica, publicada en Madrid, y en el siglo XX, por ejemplo, Merino, en 1905, en la Flora Descriptiva e Ilustrada de Galicia publicada en Santiago de Compostela. En cuanto a publicaciones son destacables por ejemplo diversos artículos relativos a las variedades cultivadas del género Rosa publicadas en la revista del Ministerio de Fomento "Gaceta Agrícola", publicada a principios del siglo XX.
     En las obras de viajeros y botánicos extranjeros, también encontramos referencias a plantas cultivadas como ornamentales, por ejemplo, Boissier, en los años 1839-1845, en su obra Voyage Botanique dans Le midi de l´Espagne. Pendent l´année 1837, editada en París, Laborde, en el Itinerario descriptivo de las provincias de España, obra escrita en 1808, en la edición corregida de 1826, y Willkomm & Lange, en 1870, en el Prodromus Florae Hispanicae, editado en Stuttgart.  Dentro de la obra botánica española, también encontramos obras centradas en distintos aspectos hortícolas, como, por ejemplo, Casimiro Gómez Ortega, que en 1779 en Madrid, publica la obra Instrucción sobre el modo más seguro y económico de transportar plantas vivas.
     En esta obra, según Colmeiro (1858) el autor nos ofrece en la introducción noticias sobre las plantas exóticas que se habían connaturalizado en España desde épocas más o menos lejanas, y reflexiones sobre la importancia de los jardines botánicos. Colmeiro (l.c.) cita un escrito sin fecha Adevertencias que deberán observar los encargados y conductores para cuidar, regar y transportar las plantas que lleguen á los puertos de España ó se recojan por los correspondientes de la Península, con destino al Real Jardin Botánico de Madrid. José Antonio Sampil, en 1798, publica un libro editado en Madrid, El jardinero instruido, ó tratado fisico de la vegetacion, cultivo y poda de los árboles frutales. Francisco José Caldas, en 1808, publica El influjo del clima sobre los seres organizados, en el Semanario Del Nuevo Reino de Granada, donde se citan diversas plantas y se hallan indicadas los límites de algunas, particularmente las cultivadas. Por ejemplo Miguel Comeiro, en 1845, publica en el Diario de Barcelona, Noticias sobre el abono conocido con el nombre de Guano, y el modo de usarlo. y Breve noticia de algunos ensayos hechos con el Guano en el Jardin botánico agronómico de la Junta de Comercio de Cataluña, Juan Bautista Golobardas, es autor de la obra Compendio sobre el modo de sembrar, plantar, criar, podar y cortar toda especie de árboles, editado en Barcelona en 1817. Importantes van a ser igualmente, los documentos de los jardines botánicos españoles, principalmente los catálogos de semillas, publicados durante el siglo XIX y principios del XX, así como los catálogos de plantas y semillas de los viveros españoles y extranjeros que comercializaban sus productos en nuestro país. A principios del siglo XX destacamos la obra de Dantín (1920) Catálogo metódico de las plantas cultivadas en España. En la época actual, son especialmente importantes dos trabajos, de carácter general, dedicados principalmente a la catalogación de especies, por un lado Pañella (1970), que nos muestra un listado de especies, aunque cita algunas formas hortícolas cultivadas en nuestro país, y la obra más importante, con cinco volúmenes publicados, de Sanchez & al. (2000-2009), la Flora Ornamental Española, dedicada principalmente a las especies. Junto a estas, se han publicado numerosos trabajos, en los últimos años centrados en el estudio de la flora ornamental a nivel provincial o local, principalmente dedicados al estudio de las variedades hortícolas, entre los que podríamos destacar la obra Claves para la flora ornamental de la provincia de Valencia, de Guillot & al. (2009).

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